Hombre misterioso en un callejón oscuro traficando con historias en pequeños papeles. Una imagen que representa el arte de contar historias de manera adictiva

El Arte De Contar Historias | Parte I: Cómo Hackear Cerebros Con Palabras

1. Introducción: Cómo me convertí en un traficante de historias

Hay algo que nunca falla cuando cuentas una historia: ese instante exacto en que la gente deja de respirar.
Es súbito. Apenas perceptible.
Un parpadeo de más. Un móvil que, por primera vez en su triste existencia, no es revisado compulsivamente.
Y entonces lo sabes: los tienes.

Lo sé porque lo he vivido.

Hubo un tiempo en que yo era un contacuentos pésimo. De esos que arrancan con un "te voy a contar algo graciosísimo", lo que equivale a gritar “¡Corran por sus vidas!” en una sala de cine.

Lo peor es que yo no lo veía venir. Yo contaba mis anécdotas como si fuesen tesoros narrativos, joyas literarias que merecían un altar… y lo único que recibía a cambio eran asentimientos educados y miradas de auxilio dirigidas al reloj más cercano.

Hasta que descubrí el truco.

No fue magia, ni talento oculto, ni un pacto con alguna entidad cósmica (aunque no lo descarto). Fue entender cómo funciona la mente humana y usarlo en mi favor.

Y aquí es donde esto se pone interesante.

Voy a revelarte exactamente cómo hackear un cerebro con palabras. Cómo lograr que, cuando cuentes una historia, la gente no pueda mirar a otro lado… aunque la alarma de incendio esté sonando y la abuela esté en llamas.

Pero lo haré con cuidado.

Porque, si te pasas de listo, corres el riesgo de volverte tan bueno en esto que terminarás con desconocidos confesándote secretos oscuros en la fila del supermercado. Y ahí ya no hay escapatoria.

¿Listo? Vamos a ello.


2. La Primera Técnica: El Gancho (O Cómo Evitar Que Te Ignoren Como a Un Testigo de Jehová en una Barbacoa)

La diferencia entre una historia que atrapa y una que se muere a los tres segundos es el inicio.
El gancho.
El puñetazo narrativo.

Si empiezas con un "el otro día me pasó algo gracioso", lo único que lograrás es que tu audiencia sienta la necesidad repentina de revisar su contador de pasos.

Piensa en los grandes relatos de la historia. No arrancan con “pues resulta que…”. No. Arrancan así:

  • "Era un día luminoso y frío de abril, y los relojes daban las trece." (1984, George Orwell)
  • "Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró en su cama transformado en un monstruoso insecto." (La Metamorfosis, Franz Kafka)
  • "El señor Sherlock Holmes, que por la mañana solía levantarse bastante tarde, salvo en aquellas ocasiones en que no dormía en toda la noche, estaba sentado a la mesa." (El signo de los cuatro, Arthur Conan Doyle)

No te dan introducciones ni avisos. Te lanzan directamente al abismo narrativo.

Voy a contarte cómo descubrí esto de la peor manera posible.

Hace años, en una fiesta, intenté contarle a un grupo de amigos la historia de cómo terminé escondido en el baño de un bar mientras unos desconocidos planeaban un robo.

Traté de hacerlo bien.
Expliqué el contexto.
Di detalles innecesarios sobre cómo llegué allí.
Me aseguré de que entendieran cada punto antes de pasar al siguiente.

Y cuando terminé… me di cuenta de que ya nadie estaba escuchando.
Uno miraba el móvil.
Otro le hacía señas al camarero.
El último me lanzó un "ah, qué fuerte" con la convicción de una tostadora en modo ahorro de energía.

Fue doloroso.

Ahora imagina que hubiera empezado así:

👉 "Estaba en el baño de un bar cuando dos tipos entraron y empezaron a planear un robo. Yo, obviamente, hice lo más inteligente: Contener la respiración y asumir mi destino."

Dime que eso no te hace querer saber qué demonios pasó después.

📌 TIP PRÁCTICO: Cuando cuentes una historia, empieza en el momento de mayor tensión o con una frase que haga explotar el cerebro del oyente. La exposición y los detalles ya vendrán después, cuando los tengas en la palma de la mano.

Una explosión de palabras saliendo de un libro, impactando al lector como un puñetazo narrativo. Representación visual del arte de contar historias.

3. ¿Por qué sigues leyendo esto?  (Y cómo te he arrastrado hasta aquí sin que te dieras cuenta… como un trilero con un doctorado en manipulación narrativa)

Seamos honestos: no tenías previsto leer todo esto.
Quizá entraste con la intención de echar un vistazo rápido, absorber un par de trucos de storytelling y seguir con tu día como si nada. Pero aquí estás.

Y aquí sigo yo.

Así que algo ha pasado.

Voy a destripar el crimen:

🔹 1. Me he humillado con una precisión quirúrgica.
No hay nada más adictivo que ver a alguien hacer el ridículo. Es la base de la comedia, del reality show y del 90% de Internet. Así que, en lugar de contarte lo increíble que soy contando historias, hice lo contrario: te confesé mis fracasos, que, sean o no ciertos, funcionan. Porque, al fin y al cabo, soy un vil manipulador narrativo, que es de lo que trata todo esto…

¿Por qué? Porque cuando alguien se presenta como un desastre humano, el instinto primario del público es quedarse a mirar. Igual que cuando ves a alguien tropezar en la calle y tu parte más oscura te impide apartar la vista (“Espero que esté bien… pero qué caída más absurda”).

🔹 2. Has sentido una duda primitiva en el cerebro: "¿Y cómo se arregla esto?"
Ese es el truco. Crear una especie de picazón mental.

Si abro con "te voy a enseñar storytelling", el cerebro dice "psé, ya lo veré luego."
Pero si abro con "era un absoluto desastre y un día lo arreglé", el cerebro grita:

"¿¡CÓMO!?"

Es la diferencia entre contarle a alguien un dato random sobre física cuántica o decirle: “Hay una teoría que demuestra que el universo podría colapsar en cualquier momento. Pero lo realmente preocupante es que ya lo ha hecho y ni nos hemos dado cuenta”.

Te garantizo que después de eso, alguien en la sala se va a atragantar con su café… o, como mínimo, va a dejar de parpadear durante demasiado tiempo.

🔹 3. A veces, resulta que sueno divertido.
Si tienes que elegir entre leer un artículo y hacer cualquier otra cosa que te produzca un mínimo de dopamina (ver memes, jugar un rato, rascarte la oreja), ¿por qué quedarte aquí?

Porque he diseñado esto para que se lea sin esfuerzo, como si tu cerebro estuviera en un tobogán narrativo.

Y porque si suelto una frase como "El storytelling es como un buen atraco: si lo haces bien, la gente ni se da cuenta de que les has vaciado la caja registradora emocional", el cerebro automáticamente dice:

"Bueno… un par de líneas más no harán daño."

Y así, amigo mío, te tengo.

Y ahora que hemos desglosado la trampa, sigamos con lo bueno:
¿Cómo diablos hackeamos cerebros con palabras?

4. La Técnica del Secuestro Cognitivo (O Cómo Contar Historias Que la Gente No Puede Ignorar Ni Aunque Quiera)

Voy a ser directo: cuando cuentas una historia, estás hackeando la mente de quien te escucha.

No es metáfora. Es biología pura.

El cerebro no procesa historias como datos sueltos. No las analiza como un Excel con piernas. No. Lo que hace es vivirlas.

Si cuentas bien una historia, el cerebro de quien escucha activa las mismas zonas que si estuviera dentro de la historia. Su cuerpo segrega adrenalina en los momentos de tensión, oxitocina si hay emociones fuertes, dopamina si creas expectación. Es un secuestro cognitivo en toda regla.

Y aquí está la clave: una vez que alguien está dentro de una historia, no puede salir hasta que tú se lo permitas.

Para demostrártelo, vamos a hacer un pequeño experimento.

Lector atrapado frente a una pantalla, completamente absorbido por una historia imposible de olvidar. El arte de contar historias llevado al extremo.

EXPERIMENTO: "EL TEXTO MALDITO"

Lee esta frase:

👉 “La niña estaba sola en la habitación cuando escuchó que alguien llamaba a la puerta… desde dentro del armario.”

Bien.

Ahora te reto a olvidarlo. A sacarlo de tu mente como si nunca hubieras leído esas palabras. A ver cuánto duras.

Inténtalo.

Te doy tres segundos para que te olvides de la historia.

¡No puedes!

Esa imagen ya está en tu cabeza. Puedes intentar ignorarla, pero es como cuando te das cuenta de que has dejado la puerta entreabierta… y ahora no puedes pensar en otra cosa.

Ese es el poder del secuestro narrativo.

Si consigues crear una pregunta que el cerebro NECESITE responder, ya ganaste. Porque el cerebro odia las incógnitas. Lo vuelve loco no saber el final de una historia. Es por eso que terminas viendo temporadas enteras de una serie en un fin de semana y al final del día tienes más ojeras que un vampiro con insomnio.


Cómo usar esto en tu beneficio (sin ser arrestado por manipulación mental)

Para aplicar el secuestro cognitivo en storytelling, sigue esta fórmula:

1️⃣ Presenta una escena intrigante sin dar contexto inmediato.
Ejemplo: “Cuando abrí la puerta, lo primero que vi fue el zapato.” (¿Qué zapato? ¿De quién? ¿Por qué es importante?)

2️⃣ Planta una duda que el cerebro no pueda ignorar.
Ejemplo: “Si aquel zapato estaba ahí… ¿dónde estaba el dueño?”

3️⃣ Hazles esperar lo justo para que su mente sufra.
Ejemplo: “Busqué por toda la casa, revisé cada rincón, pero no había señales de nadie. Hasta que vi la nota. Y entonces lo entendí todo.”

BOOM.

Si aplicas esta técnica, puedes hablar hasta de la vez que fuiste a comprar pan y hacer que suene como una misión de espionaje internacional.

Y ahora que has visto el truco, dime una cosa: ¿vas a intentar ignorarlo la próxima vez que cuentes una historia?

Exacto.

Sigamos.

5. Final del Capítulo 1: Cómo Dejarte con el Cerebro en Estado de Emergencia (Y Hacerlo con Estilo)

Bien, esto se acaba.

No porque quiera, sino porque, al igual que las mejores sagas cinematográficas, he decidido dividir esto en varias entregas para que sufras un poquito.

Así funciona el storytelling: te dan lo justo para engancharte, pero jamás lo suficiente como para sentirte saciado.

Pero aquí no habrá secretos. Voy a arrancarle la piel al arte de contar historias y mostrarte cada uno de sus trucos en esta serie de artículos.

Y hablando de eso…

¿Qué pasó con la niña y la puerta del armario?

Voy a ser buena gente. Te voy a dar un poquito más:

👉 La niña se quedó inmóvil. El pomo de la puerta giró lentamente desde dentro del armario.

👉 Se abrió con un chirrido.

👉 No había nadie.

👉 Solo un zapato.

(Y tú: "Espera… ¿UN ZAPATO?")

Sí.

Pero esta vez… no estaba en el suelo.

Estaba en la mano de la niña.

La misma niña que, hace un segundo, no estaba ahí.

👉 “Mañana será tu turno.”

(¿Tu turno de qué? ¿Cómo llegó hasta ahí? ¿Por qué demonios sigue sosteniendo el zapato como si fuera un mensaje que debo entender?)

Exacto.

Estás atrapado.

Pero tranquilo, que esto no ha terminado.

Esto es solo el primer capítulo.

Lo peor está por venir.


Persona atrapada entre libros y pantallas, desesperada por saber qué pasará a continuación. El efecto del arte de contar historias en acción.

¿Por qué sigues aquí (y por qué nos estamos divirtiendo con esto)?

(O cómo el storytelling te hace caer en trampas narrativas con gusto)

Destripe rápido del truco:

🔹 1. Te prometí respuestas… y te di más preguntas.
Pensabas que ibas a obtener un cierre, pero lo único que has recibido es más intriga. Es como ver un tráiler que te deja con más dudas que certezas.

🔹 2. Conecté dos historias que, en apariencia, no tenían nada que ver.
Tu cerebro está desesperado por encajar el puzle. Pero no puede. Y eso lo hace aún más adictivo.

🔹 3. Usé el viejo truco de Hollywood: el cliffhanger.
El mismo que hace que veas "solo un episodio más"… hasta que te das cuenta de que han pasado tres días, tu familia ha denunciado tu desaparición y tu gato ha aprendido a cazar por su cuenta.

Y aquí estamos.

Yo cerrando este primer capítulo con una sonrisa gamberra.

Tú, con la necesidad insoportable de saber qué demonios está pasando.

Pero eso… lo veremos en la Parte 2.

El arte de contar historias es pura manipulación sutil. Engancha, atrapa, obsesiona. #Storytelling #Escritura #Narrativa

Compartir en X

Y cuando lo hagamos, entenderás por qué algunas historias se te quedan grabadas para siempre… y otras mueren en el olvido antes de terminar la primera frase.

Porque el storytelling se trata de eso: de crear historias que no puedas soltar.

💡 ¿Cuándo sale la Parte 2?
Muy pronto. Pero si no quieres perdértela (y que tu cerebro explote por la incertidumbre), sígueme en bloguers o en X  para ser el primero en leerla.

¿Se te olvidó leer mi artículo sobre Neurociencia aplicada a las palabras? ains…


Mientras esperas, aquí tienes algo con qué entretenerte:

🔹 ¿Por qué recordamos ciertas historias y olvidamos otras? (Pista: no es casualidad).
🔹 El truco de los guionistas de Hollywood para engancharte sin que te des cuenta.
🔹 Cómo usar la estructura de una historia para manipular la atención.

Si te ha gustado este primer capítulo, espera a ver lo que viene.

📌 Déjame un comentario aquí con tu apuesta de lo que vendrá:
¿Cuál crees que será la siguiente técnica del arte de contar historias?

Te leeré.
(Y quizá, solo quizá… te dé una pista antes de tiempo). 😏

Actualización a 20/03/2025 

Ya se ha publicado la Parte II.


Lecturas recomendadas:

¿Encima me vas a pedir referencias de autoridad? Ya te vale…anda ahí van:

-Historias + Datos = Cambio: La evidencia sobre la narración de historias para la salud global (enlace).

-El arte de contar historias de datos: ¿Somos bestias de emoción más que de lógica? (enlace).

-Ficha de Robert Cialdini (enlace).

-¿Cómo las historias cambian el cerebro? (enlace)



Banner de bloguers.net
Logo IAdicto Digital

Únete a IAdicto Digital

¿Te apasionan la escritura, la IA, el SEO y los trucos raros para mejorar tu web? Suscríbete y recibe en tu bandeja dosis de creatividad y caos digital con cada nuevo artículo que se publique en IAdictoTM.

Suscribirme ahora

🗨️ ¿Quieres comentar esta entrada?

El formulario está justo arriba ⬆️, antes de los comentarios publicados.

Puedes compartir tu opinión, añadir imágenes, citas, enlaces, formato o incluso poner un spoiler. No hace falta que bajes hasta el final: el cuadro ya te espera más arriba.

Gracias por tu paciencia mientras mejoro el sistema.

Por si crees que a alguien más le gustaría.

Publicado

en

,

por

Etiquetas:

Suscribir
Notificar de
guest
11 Comentarios
Anteriores
Recientes Más votados
Opiniones integradas
Ver todos los comentarios
Cabrónidas
14 de marzo de 2025 09:28

Ja, ja, socio, desde que leí la primera entrada de tu blog, supe que sabías muy bien lo que te hacías. Me abandono enteramente a tus "malas" artes, dispuesto a absorber el conocimiento que compartes con nosotros.

Ric
Ric
14 de marzo de 2025 13:29

Hola Miguel

Te superas día a día, otro artículo imperdible, y como dice el compañero @cabronidas, me abandono a tus "malas artes", siempre me sacas la sonrisa y me ha encantado la manera en que secuestras cerebros, eres un maestro de esto y es sencillo entender la razón por la cual nos enganchas o hackeas el cerebro para leer tus historias, no es que lo expliques, es que lo haces.

Mis felicitaciones y me alegra decirte esto, cada mañana me levanto pensando en con que me vas a sorprender en tus artículos, lo que he dicho al principio de este comentario: artículo imperdible, clase maestra de hackeo de cerebros, aunque, en la actualidad, es muy sencillo porque desafortunadamente, cada vez, hay más mentes débiles -spoiler StarWars

¡Saludos compañero hackeador! ⭐⭐⭐😜

Merche Soriano
14 de marzo de 2025 16:25

Hola, Miguel, vale, aceptamos pulpo como animal de compañía, es decir, en algunas cosas estoy de acuerdo contigo, en otras no… ¿Y qué me cuentas de la poesía? A veces los primeros versos no dejan ver esa pregunta "de la niña del armario" tuya, ¿qué hay ahí que pueda enganchar? Espero tu respuesta, jeje.
Un abrazo. 🙂

Merche Soriano
14 de marzo de 2025 17:36

Bueno, no me he imaginado ese verso con la música que mencionas, sino que he dicho, "un zapato suspendía el tiempo": claro, el que te había tirado a la cabeza después de darme la réplica a mi pregunta (jajajajajaja). No, en serio, me cuesta enseñarles a mis alumnas del taller de escritura lo de que hay que "secuestrar el cerebro" para que te lean, pero bueno, en el fondo tienes razón, lo que pasa que ambos lo expresamos de maneras diferentes. Supongo que tú también estás utilizando tus propias "malas" artes al escribir este artículo, para atraer a los lectores (y al seito y a papá google), pero no es necesario ser tan drástico. En fin, que sí, que aceptamos pulpo como animal de compañía, y sí, la poesía es diferente, pero también necesita enganchar desde el primer verso…
Un abrazo, domador de pulpos. 🙂

finil
finil
4 de abril de 2025 00:33

Diablos!! me has dejado intrigada!!, mirando la pantalla como un perro esperando su hueso!! esto que es la torrrrtura china de las gotas? como se llama esta maldición de palabra en ingles? Storytelling??. No juegues con mi cerebro jajajaja iba a bajar ya el ratón a toda velocidad para ver el final y ahí me has "dejao" colgada como un "chifichanger" de esos que dices..
Oh my god!! menos mal que he visto por ahí un enlace para seguir, por ahí te escapas…porque yo…como para encontrar algo concreto en tu blog, donde me siento un alma perdida dando vueltas en círculos sin encontrar la salida..
Por cierto maléfico…al final no has contado ni que pasó en el bar…ni como diablos llegaste allí…
Saludos!!…No, saludos …cuando lea el final que leches!!

Miguelángel Díaz
Miguelángel Díaz
12 de abril de 2025 17:12

¡No dejas de sorprenderme, Miguel!
Tus “malas artes” para crear adicción a tus escritos funcionan de maravilla y me haces ir de un lugar a otro detrás de tus razonamientos, sin dejarme pensar en otra cosa. Eso sí, el siguiente capítulo no lo leeré ahora, sino más adelante.
Un fuerte abrazo, tocayo 🙂

11
0
¿Te animas a comentar? Tu voz suma en este espacio.x