¿Te ha pasado?
¿Te ha pasado que alguien te pide un voto, un comentario, incluso un seguimiento… pero nunca se pasa por tu blog?
No hablo de los que están de paso. Hablo de quienes construyen su presencia en una comunidad sin mirar a los lados, como si esto fuera una autopista de un solo carril. Publican, piden, reclaman… pero nunca se detienen a ver qué hay en la otra acera.
Y lo curioso es que todos, absolutamente todos, compartimos algo en común: escribimos porque necesitamos hacerlo. Porque algo nos empuja.
Y sin embargo, a veces parece que se nos olvida que al otro lado hay alguien igual que tú. Con insomnio. Con dudas. Con párrafos escritos a deshora y ojeras que no salen en la foto de perfil. Alguien que también se pregunta si lo que escribe importa.
Si alguien va a leerlo con la misma intención con la que se volcó en cada línea.
No es una cuestión de intercambiar favores.
No es un “yo te leo si tú me lees”, ni una tabla de Excel emocional donde sumamos puntos por cada interacción.
Lo que está en juego es otra cosa.
Más simple. Más humana.
Hablamos de saludar.
Este artículo nace de una reflexión. También de una sensación.
Si alguna vez sentiste algo parecido, ya sabes que no solo eres tú.
Saludar, sí
Saludar como quien dice “estás ahí, lo sé”.
Como quien cruza la mirada en mitad de una sala y no necesita palabras para reconocer que no está solo.
En el mundo digital, eso puede ser un clic, un comentario breve, una visita silenciosa.
No hace falta hacer ruido. Basta con dejar rastro.
Y aunque pueda parecer un gesto menor, no lo es.
Porque detrás de cada saludo, hay algo que vale más que cualquier métrica: la presencia.
Déjame contarte por qué.
Verdeo y farolas apagadas
(una metáfora sin nostalgia impostada)
Durante la temporada del verdeo, en mi pueblo natal, las farolas no se encendían a esas horas. No porque no hubiera luz en el pueblo, sino porque, a las cinco o cinco y media de la mañana, simplemente no tocaba. Salíamos con el macaco al hombro, a oscuras, camino de los corralones donde esperaban los tractoristas para empezar la jornada.
Yo empecé con trece años. A esa edad uno no tiene la cabeza en las aceitunas, claro, pero en casa no había mucha opción. La campaña coincidía con el arranque del curso escolar, así que llegaba tarde al instituto cada septiembre. No era por rebeldía. Era necesidad.
Y en ese trayecto, medio dormido, cargando el sueño a la espalda y el cuerpo aún por desperezar, había algo que nunca faltaba: el saludo.
Un “buenos días” apenas audible. Un gesto breve con la cabeza. A veces una mirada que era suficiente.
Nadie exigía conversación. Solo un reconocimiento. Un “te veo”. Un “no vas solo”.
No era por cortesía impostada ni por protocolo social.
Era porque sabíamos que todos estábamos ahí, en las mismas, con la misma tierra en las suelas y el mismo frío en los nudillos.
Y eso… era todo.
Y eso lo era todo.
¿El Final del Blog Personal o el Renacer de la Voz Humana?
La versión digital del saludo
Hoy, cuando me paseo por Bloguers.net, a veces echo de menos ese tipo de saludo. No me refiero a una respuesta larga ni a un comentario con tres párrafos de análisis. No. Hablo de esa señal mínima pero poderosa que dice: “Te he leído. He pasado por tu rincón. No me eres invisible.”
Y aquí quiero hacer un inciso, porque esto podría malinterpretarse.
No lo digo por mí. De hecho, lo último que puedo sentir en esta comunidad es indiferencia. Me siento leído, valorado y, sobre todo, acompañado. Lo estoy viviendo, y lo agradezco profundamente.
Pero precisamente por eso me siento con libertad para decirlo sin que suene a reclamo personal: no todos reciben ese “buenos días digital”. Hay quienes escriben desde la esquina del pueblo, desde la sombra, y nadie les devuelve la mirada.
El reconocimiento empieza por los demás. Saludar es también una forma de pertenecer.
Y no siempre es porque su contenido no interese. A veces es simplemente porque nadie se para.
Por eso lo menciono. Porque no se trata de devolver favores. Se trata de reconocer. Como aquel saludo en mitad de la calle antes del amanecer. El que no se daba por cortesía, sino por humanidad.
Cuando publicas sin mirar, pero esperas que te miren
No quiero que esto suene como un reproche. Ni mucho menos. No va por nadie en concreto, y quien me conoce lo sabe. Pero sí hay una tendencia —no exclusiva de Bloguers.net, claro— que me hace pensar.
Es esa costumbre de soltar un post como quien lanza una botella al mar… con la expectativa de que vuelva convertida en un cofre lleno de likes, comentarios, menciones, halagos y alguna que otra reverencia simbólica.
Y, oye, cada cual es libre de compartir como quiera. Pero el problema no es publicar. El problema es exigir sin acercarse.
Pedir atención sin haber mirado primero.
He visto publicaciones acompañadas de:
“pásate por mi blog, coméntame, vota”, escritas por personas que no se han detenido un segundo a saludar en el camino. Que no han asomado el cursor por otros blogs. Que quieren ser parte del todo sin haber tocado a nadie.
No se trata de devolver favores. Se trata de reconocer.
Y no lo digo solo como una observación personal. Julián, el creador de Bloguers.net, deja claro desde el principio el espíritu que sostiene esta comunidad:
“¡Un buen bloguer debe visitar más enlaces de los que envia!”
Esa frase —tan sencilla, tan contracorriente— resume exactamente lo que aquí intento decir.
No se trata de obligar a nadie. Se trata de mirar. De reconocer. De construir algo que vaya más allá de las visitas.
Y lo digo con total claridad: no se trata de que todos nos leamos mutuamente como una obligación moral.
No tendría sentido. No podríamos. No debemos.
Tampoco se trata de ir repartiendo likes en modo automático, como si fueran confeti digital para quedar bien.
Yo mismo no voy a pasar por un blog de caza, por ejemplo. No porque no tenga valor, sino porque no conecta conmigo. No resuena.
Y eso está bien. De verdad que está bien.
Y no todos tenemos el mismo tiempo. Yo, ahora, dispongo de un tiempo obligado… y agradecido a la vez.
Tengo todo el día para leer, compartir, conectar. Pero esa es mi situación particular, no la medida con la que pretendo valorar a nadie.
Solo quiero que esto se entienda bien: esta reflexión nace desde un lugar personal, no crítico.
No está escrita para señalar a nadie, sino para invitar a mirar. A construir. A recordar que, incluso en lo digital, reconocer al otro sigue importando.
Insisto: nadie debería sentirse obligado a consumir un contenido que no le interesa, solo para cumplir con una supuesta etiqueta de buena educación bloguera.
Lo que digo es otra cosa. Lo que digo es: si algo te ha tocado, aunque sea un poquito, deja una huella. A tu manera.
Porque todos tenemos una.
A veces es un voto silencioso.
A veces es una visita rápida, sin decir palabra, pero con respeto.
Y a veces… no es nada. Y tampoco pasa nada.
Lo que sí debería preocuparnos es cuando todo lo que hacemos está diseñado para obtener algo a cambio.
Cuando solo nos movemos si hay expectativa de retorno.
Eso no es comunidad. Eso es transacción.
Y creo —corrígeme si me equivoco— que la mayoría de los que estamos aquí, escribiendo, compartiendo, releyendo nuestras entradas por si quedó algo mal… no buscamos un contrato implícito.
Buscamos relaciones reales entre creadores de contenido.
No favores. No trueques. No atajos.
Cuando un gesto pequeño lo cambia todo
Yo no solo me he sentido bien recibido en Bloguers.net. Me he sentido abrazado.
Y no lo digo por quedar bien ni por devolver favores. Lo digo porque es verdad. Porque lo he sentido.
En un momento de mi vida en el que mi salud se deteriora poco a poco —cada día un poco más, sin pausa pero sin dramatismo—, este espacio ha sido más que una plataforma de difusión. Ha sido una ventana. Un respiro. Un lugar desde el que puedo expresarme sin filtro, sin fachada, sin tener que justificar nada.
Por eso escribo esto.
No para señalar.
Sino para compartir algo.
Porque cuando uno encuentra un lugar donde puede volcar lo que lleva dentro —ideas, historias, pensamientos que han estado dando vueltas sin destino durante años— y ese lugar lo recibe, lo escucha, lo valora… eso no es cualquier cosa.
He conocido a gente extraordinaria.
Y cuando digo “extraordinaria”, no me refiero a premios, cifras, currículums ni seguidores.
Me refiero a personas con una sensibilidad que no se enseña en ninguna facultad. Gente que escribe con el pulso acelerado porque lo necesita, no porque busca reconocimiento.
Gente que crea sin cinismo. Que no se mueve por estrategia, sino por impulso vital.
Personas que no construyen escaparates, sino puentes.
Y cuando te cruzas con una de ellas, aunque sea en el silencio de un voto, en un comentario breve, en una recomendación sin fanfarria… te cambia el día.
Y a veces, la semana entera.
Porque ese gesto no lleva su firma ni su ego por delante.
No pide nada.
Solo dice: “He leído lo que has escrito. Me ha llegado. Aquí tienes mi presencia.”
Y eso, cuando estás del otro lado, enciende algo.
Algo que no se puede cuantificar. Ni programar.
Pero que se nota. Y que, cuando pasa, te recuerda por qué estás aquí.
Nadie es más que nadie
Titulitis, seguidores, premios, experiencia, historial…
Qué gran teatro el que montamos con todo eso. Qué fácil es esconderse detrás de un número, una vitrina, una métrica que brilla, pero que no siempre dice tanto como creemos.
Pero aquí va la gran revelación, sin artificio ni redoble: no importa.
De verdad que no.
Porque cuando apagamos el ruido del ranking, el eco de los aplausos, las comparativas y los “yo llevo más años que tú”, lo único que queda es esto: personas compartiendo lo que llevan dentro.
Y eso es lo que vale.
Cada uno con su tono, con su historia, con sus heridas y su forma de mirar el mundo.
Unos con técnica depurada, otros con alma en carne viva.
Unos desde el humor, otros desde el desgarro.
Pero todos —todos— con algo que ofrecer.
Y si no lo vemos…
Si solo nos acercamos a otros esperando que nos lean, nos comenten, nos validen…
Si solo interactuamos cuando hay posibilidad de visibilidad o beneficio…
Entonces no estamos conectando con personas.
Estamos jugando a las relaciones por interés.
Estamos practicando, sin quererlo, esa desconexión en red que tan bien se disfraza de comunidad.
Una paradoja muy moderna: estar conectados a todo, menos a los demás.
Porque hay quien lo tiene todo en cifras… pero no saluda.
Y hay quien puede dar la sensación de no destacar en ciertas cosas —diseño, SEO, frecuencia de publicación— pero deja huella cada vez que pasa.
Y si me das a elegir, prefiero quedarme con estos últimos.
Los que no suben a ese ficticio podio, pero sostienen el escenario.
¿Has oído hablar del networking humanizado?
Saluda, aunque nadie te vea
Tal vez no conectes con ese blog que visitaste. Tal vez no sea tu estilo.
Está bien. No todo nos tiene que gustar, ni todo nos tiene que tocar.
Pero a veces, solo a veces, puedes dejar un gesto. Un voto. Un “aquí estuve”. Un comentario breve, sin compromiso.
No por cortesía vacía, ni por quedar bien. Sino por algo más sencillo: por reconocimiento.
Porque al otro lado hay alguien que también madruga a su manera, aunque sea con teclas en vez de tierra.
Que también carga su macaco digital, que también cruza calles oscuras con palabras que no sabe si llegarán.
No necesitas comentar en todos los blogs. Basta con reconocer a quien ha compartido algo que ha resonado contigo.
No se trata de favores. Se trata de reconocer. Así se construye comunidad, desde lo pequeño.
#BloguersNet #CulturaDigital #EscribirConSentido #Blogging
Compartir en XY si tú eres de los que solo entran, dejan su post y desaparecen… te entiendo. Todos tenemos días así.
Pero si eso se convierte en rutina, en hábito, en norma, tal vez convenga hacerse una pregunta incómoda:
¿Por qué estás aquí?
¿Solo quieres que te lean?
¿O también quieres reconocer el trabajo de quienes, como tú, lo dan todo en cada línea?
Porque cuando uno da sin pedir nada, algo se enciende.
En ti. En los demás.
Y sí: se nota.
Se nota en la forma en que los textos empiezan a hablar entre sí.
Se nota cuando alguien te recuerda, no por tu posición, sino por cómo lo hiciste sentir.
Se nota en la comunidad que se construye sin necesidad de normas, solo con gestos.
Así que saluda.
Aunque sea con un voto silencioso.
Aunque no conectes del todo, reconoce que hay alguien ahí, escribiendo con las mismas ganas que tú.
Y si alguna vez te preguntas por qué no te visitan…
…pregúntate primero cuántas madrugadas pasaste sin saludar.
Porque a veces el silencio no es desinterés.
Es solo que no supimos mirar.
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Hola Miguel
He pasado a leer tu post y parece que me has leído la mente, el siguiente artículo que saldrá el lunes, por esta comunidad, hablará de los comentarios y me quedo con una frase que has dicho en el tuyo: No se trata de obligar a nadie a leer lo que no es de su agrado.
Añado también algo que mencionaré en ese post, no se trata de comentar para que te comenten, tampoco de pedir comentarios de forma continua. Me consta que hay mucha gente que se ha sentido presionada por este tema, he leído comentarios en esta plataforma que mencionaban esta cuestión y compañeras que ya no publican aquí por esa razón.
No voy a hablar de malas prácticas, entre otras cosas porque quiero que leas ese artículo que , en breve, saldrá publicado.
Para mi descrédito, te diré que veo como hay gente que te vota pero a un artículo que ya no puede llegar a portada, con retardo, no voy a valorar esto, también he visto gente que tiene deshabilitado el sharemarket, es decir, más de lo mismo.
Esta comunidad, me proporciona casi un veinte por ciento del tráfico de mi blog, y me ha dado colaboradores y amigas
¡Felicidades por este maravilloso post! 👍⭐
¡Buenas, Ric!
Tu comentario me ha dejado pensando —y eso ya es mucho decir, teniendo en cuenta que el artículo nace justo de una necesidad de reflexión sobre todo esto.
Lo que dices acerca de no comentar para que te comenten, y de no sentirse obligado a leer lo que no te resuena, conecta directamente con el corazón del texto. Porque, como bien señalas, no se trata de cumplir cuotas ni de caer en dinámicas de presión social disfrazadas de comunidad. Y sin embargo, esa presión existe. Está ahí, flotando en los márgenes. Y como bien comentas, ha hecho que más de una persona decida dar un paso atrás. Eso debería hacernos parar. Mirar de nuevo.
También me parece valioso lo que apuntas sobre las “malas prácticas” —aunque no entres en ellas, ya con mencionarlas haces visible lo que muchas veces se barre bajo la alfombra. Ese retraso en los votos, esa desconexión interesada con el Sharemarket, ese jugar con el algoritmo como si estuviéramos en una feria de puntos… todo eso, más que un problema técnico, habla de una cierta forma de estar. Una forma que quizá funcione para el corto plazo, pero que difícilmente sostiene vínculos reales a largo plazo.
Lo bonito de tu comentario, además, es que no se queda en la crítica (ni siquiera en la advertencia). Lo anclas en algo muy valioso: tu propia experiencia. Me ha gustado mucho que dijeras que Bloguers.net te ha dado un 20% del tráfico y también amistades y colaboraciones. Porque ahí está la clave: cuando una comunidad funciona, no solo te trae lectores. Te trae personas. Relaciones. Proyectos compartidos. Presencia real.
Y por eso me parece tan importante lo que haces —y cómo lo haces. Desde la honestidad, desde lo que ves y desde lo que has vivido. Estoy deseando leer ese artículo que anuncias. Seguro que nos da más herramientas para seguir dándole forma a este espacio que, con sus luces y sombras, tiene muchísimo potencial humano si sabemos cuidarlo.
Un abrazo enorme, y gracias por tu lectura tan lúcida.
Hola, Tarkion, que más que decir, que tienes razón y me veo identificado, muchas noches sin dormir, gran cantidad de blogs visitado y en muchos no me molesto en decir hola, por tiempo por trabajo, y otras por… cualquier cosa que nos excuse.
Pero a veces hay lecturas que te hacen reflexionar y te encienden algo que creías perdido. Saludos
¡Buenas, Luis!
Gracias por ese gesto. A veces no hace falta explicar más. Hay lecturas que, como tú bien dices, despiertan algo que creíamos dormido… y solo con eso, ya vale la pena haber escrito.
Me alegra que este texto haya resonado contigo. No por lo que dice, sino por lo que ha provocado. Porque al final, escribir también es lanzar algo al aire con la esperanza de que alguien —aunque sea uno solo— lo recoja.
Un abrazo sincero, compañero.
¡Hola Miguel! No dejas de sorprenderme. Tocas puntos que quizá todos piensan, pero que nadie se atreve a expresar. Pero nadie. Llegaste a Bloguers a darle una refrescada tremenda, ya te he dicho (si no con estas palabras, pero sí de alguna manera) que me sorprendes y que agradezco mucho tu presencia aquí. Eres auténtico y además expones pero sin juzgar a nadie. Porque no juzgas, sino que lo dices de manera objetiva y muy real. Esto hará pensar a más de tres, y eso de verdad que se agradece. Yo he escrito algo sobre blogueros, sobre los blogs y cómo nos relacionamos, pero nunca se me hubiera ocurrido tocar los temas que has tocado tú y no porque no los haya pensado, simplemente porque se me han ocurrido y los he dejado pasar de largo sin prestarles la atención que tú prestas aquí. Porque sí tengo muy claro que yo sólo hago eso que tú dices: expresarme. Tengo por aquí mis cuadernos de toda la vida, mucho antes de que esto existiera. Y siempre lo he hecho. Y paso por blogs porque me nace, porque me llaman la atención y porque reconozco las necesidades de expresión de los otros. Y en muchos de los casos, porque hay personas que he llegado a admirar, de verdad. Pero tú llegaste a romper esquemas. Ya no te digo más porque lo haré en lo que tengo en mente. Quiero, sí, mandarte un privado por algún detalle. Te abrazo otra vez y te mando otro beso ahora en la mejilla izquierda. Gracias mil, mil gracias. 🌹
Hola, Miguel, bueno, no es solo de bloguers.net el "problema", solo hay que salir a la calle y ver el mundo frío, voraz y nada empático que hay. A mí me parece una selva, a veces alguien te sonríe en un paso de cebra, etc., y dices: mira, no todo está perdido. Entra en juego bloguers, obviamente, por estar en un blog (a veces pienso y todo 😉). Yo también mencioné algo de esto, creo recordar, en el foro, porque me doy cuenta que detrás de muchos blogs hay bots, no humanos, que ya puedes decirles lo que quieras que no interactúan. Luego están los que mencionas, léeme y yo por tu blog ni paso. ¡Ojo! Que yo no leo para que me lean, pero es chocante. Y luego están los que cuelgan su enlace y ya, que a veces pienso que también son bots.
Particularmente, mi postura es clara: leer, comentar y votar a todos los que sigo, por desgracia, no tengo todo el tiempo del mundo y leo y voto más que comento, esto último a los artículos que me han llegado al corazón, por el motivo que sea. Si no voto es por falta de tiempo o porque no me ha parecido adecuado el artículo.
Eso sí, lo hago sin ninguna pretensión, si no me leen, pues que no lo hagan, no busco lectura por lectura.
Sabes lo mejor de todo que, sin pretenderlo casi, se van creando lazos de amistad y ya casi lees otro blog por ser amigo/a, que por otra cosa. (Con Maty por ejemplo, hablamos por wasap de vez en cuando). Es lo mejor de tener un blog.
Creamos lazos de amistad, vínculos, círculos y, a veces, entra un miembro nuevo a ese círculo, siempre para enriquecerlo, como es tu caso… (Bueno, a veces eres una mosca cojonera con esos pedazo de artículos que necesitas tres horas para leer, pero bueno, se puede soportar…
Es bromaaaaa).
En fin, que cada uno obre en consecuencia con su tiempo y su vida, ahí estaremos para todos, sean bots o no.
Un abrazo, a ti y a toda la comunidad que pase por aquí.
🤗🤗
¡Buenas, Merche!
Qué gustazo leerte con esa mezcla de claridad y frescura que te caracteriza. Tienes toda la razón: esto no es solo un fenómeno de Bloguers.net. Es algo que está en la calle, en la forma en que nos miramos (o no), en ese clima de prisa y desconexión que parece haberse instalado por defecto. Lo que mencionas del paso de cebra me ha parecido precioso, y además muy gráfico. Porque sí, a veces basta con una sonrisa para recordarnos que seguimos siendo personas, no solo engranajes.
Me ha parecido muy valioso lo que comentas sobre tu forma de interactuar: leer, votar y comentar cuando realmente algo te toca. Y que lo hagas sin esperar nada a cambio es justo lo que da valor a ese gesto. Porque no hay guion ni fórmula secreta, pero sí hay algo esencial: autenticidad. Y tú, Merche, en eso vas siempre por delante.
También me ha resonado fuerte esa idea de los vínculos que se van tejiendo sin forzarlos, solo por afinidad, por respeto mutuo, por el gusto de cruzarse. A veces ese círculo íntimo se amplía con nuevas voces, y cuando eso pasa de forma orgánica —como creo que ha sido mi caso— uno solo puede dar las gracias y tratar de estar a la altura.
Y sí, lo reconozco: tengo cierta tendencia a ser “mosca cojonera”, sobre todo con artículos que no se conforman con rozar ideas, sino que insisten en explorarlas hasta el tuétano, jajaja. Pero me tranquiliza saber que, dentro del círculo, también hay quien aguanta eso con cariño y sentido del humor.
Gracias por todo lo que has aportado, por lo que construyes con tu forma de estar, y por esa mirada que no se queda en la superficie. Leer tus comentarios es como tomarse un café con alguien que no solo escucha, sino que entiende.
¡Un abrazo, compañera! 🤗
¡Buenas, Maty!
Tus palabras me han llegado con una profundidad que cuesta expresar. Ya me lo habías dicho antes, sí, pero esta vez lo has hecho con una generosidad tan directa y luminosa, que no puedo más que agradecerte —una vez más— por estar, por mirar así, por escribir desde un lugar tan honesto.
Y más allá de lo emocional, que ya me deja sin habla, hay algo en lo que dices que se cruza de lleno con la intención de este artículo: esa forma de leer la comunidad no como una red de favores, sino como un espacio de reconocimiento mutuo.
Cuando compartes que pasas por blogs porque reconoces la necesidad de expresión de los demás, lo que estás haciendo es poner en valor algo que muchas veces pasa desapercibido. Esa forma tuya de estar, tan natural, tan libre de cálculo, habla de una manera de habitar estos espacios que a mí me conmueve profundamente.
Porque al final, eso es lo que construye comunidad: no solo lo que decimos, sino desde dónde lo decimos. Y tú, Maty, hablas desde un lugar que siempre enriquece. Un lugar que hace bien.
Y sobre ese privado que mencionas, por supuesto: aquí estoy, cuando quieras, con total confianza.
Un abrazo inmenso, compañera. Seguimos cerca. 🌹
Qué tal, maestro. Estoy de acuerdo con lo que dices, solo que pienso que nuestro modo de actuar aquí en bloguers o similares, va acorde con el carácter de cada uno, y si hay algo variado en el Universo, es el ser humano. Creo que también tienen que ver mucho con qué clase de expectativas nos iniciamos en este mundo de letras. Desde que empecé por el 2006 hasta hoy, he tenido épocas blogueras de total abundancia y reconocimiento, y de absoluta sequía e invisibilidad. Hoy te siguen y mañana no. Algunos llevan tres años comentándote y un día dejan de hacerlo. Bien: y qué. Si algo he aprendido de este medio, es que al final todo se reduce a escribir sin expectativas de ningún tipo. Escribir, escribir y escribir, siempre atendiendo a tu estado anímico, etílico o sobrio. 😉
¡Buenas, Cabrónidas!
Me ha gustado mucho cómo lo has dicho, sin rodeos. Porque sí, cada uno escribe desde lo que es. Y también desde lo que va viviendo, sin fórmulas. En mi caso, es una necesidad. No por mostrar nada, ni por esperar reacciones. Escribir es algo que me acompaña desde siempre, una pulsión que me empuja. Y si no lo hago, me cuesta estar.
Lo que cuentas de las idas y venidas en el mundo bloguero lo reconozco bien. Gente que aparece, comparte, comenta durante años… y un día ya no está. Y no pasa nada. Como bien dices: bien, ¿y qué?
Para mí, compartir lo que uno escribe tiene más que ver con tender un puente que con buscar un eco. Si llega, bien. Si no, también.
Escribir, escribir y escribir. Como dices tú. A veces lúcido, otras medio desvariando, pero siempre desde ese lugar que no pide permiso.
Un placer seguir cruzándonos por aquí, sin más filtro que las ganas.
Un abrazo, compañero.
Hola Miguel, estoy muy de acuerdo en lo que dices, no se trata de un toma y dame, es cierto también que no siempre disponemos del mismo tiempo, yo hay veces que por mi situación dispongo de poco tiempo, y no puedo pasar a diario por todos los blogs que me gustan, otras llego a leer pero no me da tiempo a comentar todo, por lo que en unos comento y en otros no a pesar de haberlos leído. Y es cierto aunque no se pueda llegar a comentar el dejar aunque sea el saludo correspondiente haces saber al otro que ahí estás o has estado.
Me gusta la perspectiva que has dado al artículo. En bloguers he dado con muchos blogs activos y con muy buen contenido que no conocía.
Un abrazo y te felicito por todo el contenido que publicas, el tuyo es uno de esos tesoros que he descubierto😉
¡Buenas, Dakota!
Qué gusto leerte por aquí y encontrar esa sintonía que tanto valoro. Me ha encantado cómo describes esas idas y venidas con el tiempo, porque reflejan una realidad que todos vivimos pero que pocas veces decimos con tanta claridad. No siempre se puede estar al cien, y eso está bien. Lo importante —como tú bien dices— es el gesto, el rastro, el saludo.
Y eso se nota. Se nota en cómo pasas, en cómo lees, en cómo comentas cuando puedes. Porque cuando uno está de verdad, aunque sea en silencio, se percibe. Y lo valoro muchísimo.
Gracias por considerar este espacio como uno de esos rincones que te apetecen. Y gracias también por el cariño con el que lo dices.
¡Un abrazo enorme, compañera! Seguimos cruzándonos.
Hola Tarkion, muy bueno lo que hablas, muy claro, muy preciso, esos "pedigüeños indiferentes" a la existencia de los otros son parte de este todo, me gustó la comparación con el saludos en los pueblos, es una forma ,bien dices de decir que no se está solo, cosa que en las ciudades no existe, todos son indiferentes pasan como sombras. Te mando un abrazo grande y muy feliz semana
¡Buenas, Themis!
Me alegra mucho que te haya resonado la metáfora del pueblo, porque justo eso quería transmitir: esa presencia silenciosa que no pide nada, solo reconoce al otro.
Y sí, como tú dices, en la ciudad —y a veces también en lo digital— caminamos entre sombras. Por eso me parecía importante recordarlo: que al otro lado siempre hay alguien. Que basta con un gesto para que no se pierda el vínculo.
Gracias por tu lectura, por tu forma de mirar… y por quedarte un ratito a saludar, que no es poca cosa.
Un abrazo grande, y feliz semana también para ti
Buenas tardes, compañero de las letras libres. Por supuesto que lo que cada uno escribe importa. Este tema que traes hoy es una vez más un foco de debate muy interesante y que debe ponerse en relieve, aunque ese mismo relieve será percibido de distinta manera según quien lea esto.
Empiezo por aquellos que como bien indicas, pasan por ahí sin mirar a los lados, creyendo que su simple presencia es algo muy digno y dignificante, pero sin manifestarse.
En efecto, no hace falta hacer ruido sino dejar rastro de que no eres una especie de serpiente digital que sisea por redes y blogosfera de modo esquivo y hasta receloso.
Mi blog no tiene pretensiones comerciales en absoluto, luego ¿qué me queda? Pues los comentarios de la gente, lo primero y principal. También está la interacción, visitas, en fin, estadísticas de la huella que vas dejando.
En mi blog encontrarás, eso, si, contenidos; multitud de ellos, ya sean relatos, cuentos o descripciones de sensaciones adquiridas en mis viajes recorriendo parajes, unos más inhóspitos que otros. Y es el hecho de encontrar a alguien que quiera dejar un comentario sobre ello lo que me llena de satisfacción. Si además se trata de opiniones fundadas, bien escritas (no digamos ya apasionadas, como en algunos casos que llegan a sonrojarme), el sentimiento de recompensa me llena completamente.
Sin embargo, hay algo intangible que me mantiene algo mosqueado. Algo que percibes como una despresurización, como ese boquete en la pared de una aeronave por donde se escapa de forma apresurada y despresurizada cualquier objeto próximo. Yo digo que son “las almas errantes”, una especie de presencias que no acaban nunca de manifestarse.
Es por eso que no puedo estar más de acuerdo contigo cuando dices que “en lo digital, reconocer al otro sigue importando”. Y es porque eso mismo cabe esperar de un “buenos días” compartido en el mundo real, o un simple gesto mudo de la cara. Pero parece que la manera de comportarse en un mundo carente de saludos, induce a mantener ese distanciamiento en el otro mundo, impidiendo la conexión. Digamos que falta socializar de verdad, siendo solidarios.
Como bien apuntas, hay gente que solo piensa en lo que acertadamente llamas “transacciones”: tevotosimevotas, mecomentastecomento, y eso raya en un comportamiento infantil.
Abro aquí otra puerta de discusión que sería la de la rivalidad, aunque nadie la mencione.
Bloguers.net es una plataforma donde hay como mínimo cinco rankings clasificatorios donde se amontonan votos y likes? ¿Para qué sirven en realidad? ¿Es productivo o bueno para el espíritu el consumo de tanto tiempo como exige participar en ello? ¿Nos da igual estar en un ranking o es el ego el que lo puede todo?
No sé, me falta algo al interpretar a quienes dicen que no hay rivalidades. Me reservo opinar sobre ello para otra ocasión.
Pero regreso a tu línea argumental, Miguel.
Es verdad que uno agradece un “Gracias por compartir este contenido, me ha encantado” o un simple saludo, aunque no se hayan leído nada. Es bueno que mostremos buen rollo. Lo único que deseo cuestionar aquí es si lo que realmente pasa es que estamos metidos en un mundillo donde nuestras acciones diarias manteniendo vivo un blog nos exigen quizá demasiado como para, tras el esfuerzo, obtener comentarios, likes y posicionamiento, suficientemente satisfactorios. Si nos quedamos complacidos con estas tres “recompensas” vale. Si no, cada uno es libre de bajarse o no del barco.
Yo llevo siete años en Bloguers.net y he participado e interaccionado mucho. Lo que creo que sucede es que la decepción llama en algunos momentos a nuestra puerta y a unos les afecta, a otros no y el resto sigue caminando en pos de un lejano horizonte.
O quizá se trate de encontrar satisfacción en el día a día ¡Puede que para algunos sea una mezcla de todo eso!
Felicidades por publicar contenidos tan atractivos, que facilitan la interacción, la reflexión y el debate abierto.
Un fuerte abrazo.
¡Buenas, Marcos!
Gran comentario, compañero. Me ha encantado cómo desarrollas tu reflexión, con ese equilibrio tan tuyo entre análisis fino y mirada poética. Has aportado capas que enriquecen lo que planteaba el artículo, y te lo agradezco de veras.
Esa imagen que usas —el boquete en la aeronave, la despresurización emocional— me parece brutal. Porque sí, muchas veces uno percibe esa fuga invisible, ese vacío que no se llena con estadísticas ni con likes, sino con presencia verdadera. Y me parece acertadísimo lo que dices sobre las “almas errantes”, esas figuras que están pero no terminan de estar, que rondan sin manifestarse. Es como si faltara una conexión emocional, no por falta de contenido, sino por falta de reconocimiento. Es parte de lo que quería expresar con el artículo.
También valoro mucho que te atrevas a mencionar el tema de los rankings. Yo no lo toqué en el texto, quizá por no desviar el foco hacia la mecánica del sistema, pero no niego que está ahí, latiendo. ¿Para qué sirven realmente? ¿Qué alimentan? ¿Qué desgastan? Son preguntas incómodas, pero necesarias. No me atrevo a posicionarme, de momento: soy un recién llegado (no llevo ni dos meses con este blog). Pero me gusta que tú las lances con honestidad, sin cinismo, lo cual es difícil y valiente.
Hay algo más que me ha tocado especialmente: cuando hablas de los que ya no encuentran satisfacción ni siquiera con comentarios, likes o posicionamiento. Ahí, creo, das en una tecla clave: la expectativa mal calibrada. Porque si todo lo que uno espera de su blog es visibilidad o reconocimiento inmediato, el riesgo de frustración es enorme. Como bien apuntas, puede que el camino pase más bien por encontrar sentido en el día a día, en el hecho mismo de publicar, de expresar, de compartir sin esperar retorno automático.
Gracias por lo que dices al final, con esa generosidad sin concesiones. Me alegra que este texto haya servido para abrir el debate y para seguir tejiendo esta red —no de enlaces, sino de palabras que se cruzan de verdad.
Un abrazo fuerte, Marcos. Y que esa huella bloguera, la visible y la invisible, siga creciendo con todo lo que haces.
Hola Tarkion, sin duda creo que todos hemos sentido alguna vez que nos piden visitar y hasta enlace te dejan, y un mensajito urgente: "no dejes de pasarte". Esas cosas conmigo no van. Sí soy recíproca, pero nunca diré algo que no sienta y si voto algo es porque entré a verlo. Tampoco pido que me lean, prefiero que quien lo hace sea porque le interesa mi contenido. Veo mucha gente que vota en bloguers y se NOTA que no leyeron nadita jajaja. Bueno Bloguers con su sistema equilibra un poco las cosas pero tampoco podemos pedir perfección. Siempre habrá esa gente que quiere tomar todo y no dar nada. Así que estoy contigo compañero, concuerdo al cien por ciento. Ahora también es verdad que no todos tienen el tiempo para navegar los blogs y comentar, pero se nota cuando alguien le echa ganas al asunto jajaja. ¿Quieres ser parte de algo que vale la pena? Tienes que invertir un poquito de tiempo, y tienes que ser un ser humano congruente y decente en la medida de tus posibilidades. Cuando lo que prima es el egoísmo, como que a uno se le van las ganas también de leer al otro ¿no? Me ha pasado. A menos que lo que estés leyendo sea algo tan fuera de serie que no puedas dejar de leerlo. Te felicito por las imágenes, de verdad que son una maravilla. Te dejo un abrazo. Ana Piera.
¡Hola, Ana!
Qué gusto leerte y encontrar tanta claridad en tus palabras. Has resumido en muy poco lo que a veces cuesta decir: la reciprocidad real no se exige, se nota. Y cuando no está, también se nota.
Me ha hecho sonreír esa frase tuya de “no se puede pedir perfección” porque es justo eso: esto no va de filtros de pureza ni de fiscalizar a nadie, sino de algo tan básico como la congruencia. Si votas, que sea porque algo te interesó. Si comentas, que no sea por obligación, sino porque algo te movió. Y si no haces nada… también está bien, siempre que no estés pidiendo constantemente sin haberte asomado a los demás.
Y sí, como bien dices, todos tenemos momentos en que el tiempo no da. Lo importante no es estar en todas partes todo el rato, sino que cuando uno está, esté de verdad. Eso se percibe enseguida, como dices.
Me ha encantado cómo cierras tu comentario: “¿Quieres ser parte de algo que vale la pena? Invierte un poquito de tiempo.” Porque ese “poquito”, multiplicado por muchos, hace comunidad. Hace red. Hace vínculo.
Gracias también por lo que dices de las imágenes. Me alegra mucho que hayan sumado, porque son parte de esa misma intención: que el mensaje llegue no solo por las palabras, sino también por lo que se intuye detrás. Por cierto, mañana compartiré mi forma de realizarlas con todo el mundo, para que podáis aprovechar este recurso y adaptarlo a vuestros textos. Ahora mismo estoy terminando el artículo.
Mil gracias por pasar por aquí ¡Un abrazo enorme!
Gracias a ti or poner estos temas importantes enfrente. Nos haces reflexionar y espero en algunos casos, cambiar actitudes. Estaré atenta a tu artículo. Abrazo fuerte desde México.
Wolas Miguel!
Texto super profundo el que dejas. Como indicas la interacción forzada no es sana a largo plazo. Porque acaba desgastando y al final incluso hace que ese espacio que empiezas con alegría y que te llena, lo veas negativo ^^u
U otras veces son materiales que sientes que con un comentario no vas a aportar nada nuevo y para decir: leído, pues prefieres herramientas más simples como por ejemplo los botones de like o compartirlo en alguna red social. Yo al menos te reconozco que es cómo actúo cuando algún mensaje/publicación me gusta pero no siento que pueda dar nada de valor.
Sobre los perfiles de creadores que solo quieren publicar y que caiga toda la interacción y halagos de lo fantástico que son… son muy tóxicos. Los he visto tanto en blogs como en YouTube. Con algunos aún tengo contacto porque los aprecio aunque mantengo la distancia porque solo es acercarse a exigir… y son temas que como indicas en esta entrada tampoco me van mucho. De ahí que lo máximo que siento es compartir o el me gusta de turno.
Y aunque no lo has dicho, ando viendo una nueva táctica que para dejar el spam pero que no quede descarado: te comentan con una contestación de Chat GPT 😀
Saludos!!
¡Buenas, Vanessa!
Gracias por pasarte y dejar un comentario tan certero. Has señalado algo que pesa más de lo que parece: cuando la interacción deja de ser natural y se convierte en trámite, ese lugar que antes te ilusionaba puede acabar por drenarte.
Y totalmente de acuerdo contigo en que no siempre hay que comentar. A veces un “me gusta”, un compartir, o incluso una visita silenciosa ya es una forma válida de decir “aquí estuve”. Lo importante es que haya intención, no automatismo.
Sobre los que solo publican esperando reconocimiento y halagos, qué te voy a decir. Se convierten en islas flotantes, exigiendo atenciones sin haber saludado nunca a nadie. No se puede construir nada así, al menos nada que dure. Si la cosa es muy fácil: estar cuando algo te toca, apetece, cuadra, cuando encuentras un hueco y pasas a saludar, cuando un contenido te llama la atención, pero sin imposturas.
Lo de los comentarios generados por IA lo estoy viendo cada vez más. No porque la herramienta sea el problema, sino porque muchas veces se usa por puro interés: para colar un enlace, evitarse leer el texto, o incluso para automatizar hasta lo más humano. Y al ritmo que vamos, llegará un momento en que tengamos que preguntarnos si estamos hablando con una persona… o con su holograma.
Un abrazo, compañera. Seguimos compartiendo, con presencia real (de momento 👀)
Tarkion amigo, has puesto el dedo en la llaga de la blogosfera.
Hay quienes piden atención como si fuera un derecho divino, pero cuando llega el momento de corresponder, desaparecen en la indiferencia. Tal vez sea, que en estos tiempos donde la gente solo interacciona con el móvil, se han olvidado que un comentario, una palabra, o un simple saludo, tiene más valor que mil me gusta vacíos.
Pero sinceramente, no me importa si no me leen porque no les interesa, prefiero que me lean quienes disfruten de lo que escribo, porque simplemente, se echan un rato de risas con mis reales chorradas.
Me he pasado años escribiendo en un blog que empezó como un diario de infortunios laborales, que de repente por algún misterio cibernético se quedó bloqueado. Años después me enteré que la culpa la tenía un comentario con spam que congeló todo el invento. Lo usaba como una conversación conmigo misma y con unos cuantos amigos que se entretenían en contestarme inventando historias fantásticas entre todos.
He pasado rachas sin escribir con el cerebro en hibernación y rachas como ahora, que voy como un Ferrari y podría escribir 200 post al día y no lo hago porque el tiempo no se me estira como un chicle cósmico.
Hombre el saludo se agradece, pero que cada uno haga lo que quiera…aunque está feo pedir sin dar, porque hasta los espejos necesitan que alguien se asome para reflejar algo.
Y sabes que? que ellos se lo pierden, porque en los comentarios y en las conversaciones que genera un post, es donde está la diversión, la pantalla se convierte en un patio de vecinos o en una tardecita de cafés donde las ocurrencias vuelan. Sin ellos, son sólo monólogos en un desierto digital.
uhh cuanta seriedad!!..va, que si quieres te doy un like, pero luego me dejas un comentario que yo prefiero un jolgorio.
¡Finil!
Qué pedazo de comentario te has marcado. Es de esos que no solo iluminan la entrada, sino que le ponen farolas LED con sensor de movimiento.
Me ha encantado lo que dices de los espejos: “hasta los espejos necesitan que alguien se asome para reflejar algo”. Porque sí, escribir sin interacción puede ser hermoso y necesario… pero escribir y que te respondan con otra historia, otro punto de vista, otro chiste o incluso una locura compartida, es cuando la pantalla deja de ser cristal frío y se convierte en barra de bar, sofá con mantita o terraza de verano.
Y ese blog que perdiste —ese rincón tuyo que era conversación, juego, y hasta escenario para historias inventadas entre amigos— dolió leerlo. Porque uno no siempre entiende lo que ha construido hasta que algo lo detiene. Qué injusto que fuera un simple spam el que congelara algo tan vivo. Pero también hay algo precioso en cómo lo cuentas: ese espacio que una vez fue tuyo… ahora renace con fuerza, humor y alegría en ACTITUD X. Lo que empezó como un diario de infortunios laborales, hoy lo has transformado en un refugio colectivo de risas y energía. Eso sí que es alquimia digital. Y de la buena.
Estoy totalmente de acuerdo contigo: cada uno que haga lo que quiera, claro que sí, pero pedir sin asomar el hocico es como querer caramelos en Halloween sin disfrazarse ni llamar a la puerta. Un poco de juego, un poco de presencia, un poco de jolgorio, como tú dices, y el desierto digital se convierte en una fiesta improvisada.
Así que nada, que sí, que me pongas el like si quieres… pero yo, como tú, prefiero la charla.
¡Gracias por pasar, por mirar, y por dejar siempre algo que se queda zumbando un buen rato!
Un abrazo con jolgorio incluido.
Hola, Miguel. Pedazo de reflexión has escrito, como te gusta ponernos a pensar a todos 😁
Por lo que a mí respecta, tengo que reconocer que antes me paraba poco a visitar otros blogs y solo lo hacía cuando algo me llamaba mucho la atención, pero leerte me ha hecho pensar cosas que nunca antes me había planteado y ver esta plataforma desde otra perspectiva.
Yo no voto nunca a nadie sin leer lo que ha escrito, ni leo para que me lean, ni comento, ni dejo mi voto para que hagan lo mismo. Depende de lo que me mueva por dentro un texto, puedo comentar, votar o simplemente pasar de largo. Es verdad, que a veces también depende del tiempo que tenga y casi nunca tengo tiempo para leer todo lo que me gustaría.
Nunca he votado a nadie pensando que eso le va a llevar a la portada, porque tampoco lo pienso con mis propios artículos. Será por eso que tus escritos los estoy leyendo todos con retraso, por ejemplo 🙄 Pero, la verdad, es que nunca había pensado las cosas de esa manera.
Tiene mucha razón Merche, con lo que dice en su comentario. Es que a veces la sonrisa o la amabilidad de alguien que no conoces, te puede cambiar el día 🤷🏻♀️ Y es que algunas cosas no son solo de Bloguers, es la vida misma.
Un abrazo 🤗
¡Buenas, Beatriz!
Gracias por pasarte y dejar un comentario tan natural. Me ha gustado mucho cómo planteas tu forma de estar en la plataforma: sin prisas, sin forzar nada, y con esa claridad que se agradece. Esa idea de leer, votar o comentar solo si algo te mueve por dentro me parece de las más sanas que se pueden tener aquí. Porque si no hay conexión, si no hay intención real, ¿qué sentido tendría fingirla?
Y sí, como bien apuntas, esto no es solo una cuestión de dinámicas digitales. Es un reflejo de cómo estamos por dentro, de cómo nos relacionamos fuera también. Una sonrisa, una palabra amable, una mirada que se cruza… a veces eso cambia el tono del día. Y en lo digital, ese gesto puede ser un clic, una visita, una señal mínima que dice: “estás ahí, lo sé”.
Me ha alegrado leerte. Y sobre todo, ver cómo lo que compartimos aquí también abre espacio para mirar las cosas desde otro ángulo, sin obligación, sin peso, solo desde el deseo de estar un poco más presentes. Aunque…¡no tanto! últimamente entre los retos, concursos, la novela en la que estoy trabajando, y la comunidad bloguera que cada vez se me amplía más no doy a basto jajaja
¡Un abrazo, compañera!
¡Qué gran reflexión, tocayo!
En un momento donde las posibilidades de interacción van más allá de las personas que conocemos de forma personal, has puesto el dedo en la llaga de un tema candente: La falta de conexión, saludo o como lo quieras llamar entre los que coincidimos en las redes y, de forma especial, en Bloguers.com. Con lo deshumanizadas que están nuestras sociedades (en los distintos niveles de relaciones), encontrar una reflexión tan sensata como la tuya muestra ese sentido humano de las relaciones que no debemos – no podemos- perder.
Un fuerte abrazo 🙂