¿No te ha pasado? Ese momento. Ese instante mágico en que sentarte a escribir se parece sospechosamente a intentar cruzar un campo de minas sembrado de piezas de LEGO, pero descalzo, con los ojos vendados y, para rematar, escuchando de fondo un hilo musical de ascensor que repite villancicos en pleno agosto. Duele. Vaya si duele. Y no solo por las ojeras nivel mapache tras horas frente a la pantalla o de esa frase puñetera que se resiste a salir con más terquedad que un gato metido a la fuerza en el transportín para ir al veterinario.
No, no. El dolor del bueno, el que cala hasta los huesos, viene cortesía de esa vocecita interior. Ya sabes cuál. Ese Gremlin mental con ínfulas de crítico literario del Círculo de Lectores (edición bolsillo, tapa blanda) que, en cuanto detecta un nanosegundo de silencio o una pizca de duda, salta a tu yugular neuronal para susurrarte joyas como:
- «¿En serio crees que esto es… bueno? ¿Ni siquiera pasable?»
- «Ajá, ¿y a quién le has pedido permiso tú para aporrear ese teclado y tener la osadía de llamarlo “escribir”? ¿Eh?»
- «Tic, tac… Sigue así, campeón. En cualquier momento se dan cuenta del percal. Descubrirán que eres un fraude con ínfulas de Hemingway trasnochado… pero sin presupuesto para los bares de París ni talento para el drama etílico elegante».
(Sí, aceptémoslo de una vez: la vocecita interna del escritor medio tiene un doctorado cum laude en dramaturgia barata, un máster en sabotaje emocional y una preocupante colección de referencias literarias de saldo. Un aplauso cerrado para ella, por favor, que se lo curra).
¡Pase, Pase! Bienvenidos al Club Más Exclusivo (y Menos Deseado): El de los Impostores con Teclado
Si algo de esto te ha hecho torcer el gesto, asentir con resignación o sentir un escalofrío familiar recorriéndote la espalda… ¡Felicidades y bienvenido al club! El selecto, aunque algo deprimente, Síndrome del Impostor: ese compañero de viaje pesado, pegajoso, no invitado y con una habilidad sobrenatural para materializarse justo cuando por fin te sentías mínimamente orgulloso de ese párrafo que acabas de parir.
Es ese fantasma corporativo que se sienta a tu lado sin preguntar, teclea contigo (aunque preferirías que se dedicara a sus propios asuntos fantasmales) y te lanza esa mirada cargada de suficiencia, como diciendo en silencio: «Sigue, sigue así, valiente… ya verás qué risa cuando le des al botón de "publicar"».
Seamos claros: casi todos los que juntamos letras en este planeta, en algún momento de nuestra sufrida existencia digital, hemos tenido que compartir escritorio (y traumas) con este pelmazo universal. Es casi un rito de iniciación.
El Prompt-Salvavidas para Escritores en Apuros (o para los que quieren fardar de saber usar una IA para aprender)
A ver, que levante la mano quién no se ha sentido alguna vez más perdido que un Tamagotchi en una convención de blockchain frente a la página en blanco, preguntándose: «¿Y ahora qué diantres hago?». Ese momento en que necesitas desesperadamente una brújula, un mapa del tesoro, un GPS existencial… o al menos, alguien (o algo) que te dé una pista sin juzgarte por preguntar obviedades.
Pues bien, como en IAdicto Digital somos así de majos y nos gusta ser prácticos hasta cuando desvariamos sobre la dominación mundial de las IAs, aquí te dejamos un arma secreta. Un prompt diseñado para exprimir a Gemini Deep Research (o a la IA de turno que tengas esclavizada en tu navegador) y convertirla en tu tutor literario personal 24/7. La próxima vez que sientas que necesitas una luz en el oscuro y tormentoso océano de las letras (¡qué poético me ha quedado!), lánzale esto sin piedad:
(El Prompt para documentarte, a partir de aquí puedes copiar) Compañero/a IA, necesito que te pongas tu mejor toga de experto analista literario y tutor de escritura creativa. Imagina que llevas más de 20 años en esto, con una especialización casi obsesiva en [Menciona aquí el género o estilo que te torture en este momento: ej., ciencia ficción ciberpunk, novela negra nórdica, poesía confesional post-adolescente, fantasía épica con dragones que hablan con acento de Cuenca, etc.]. Mi misión, si decides aceptarla (y más te vale), es explorar a fondo los siguientes aspectos y me generes un documento de estudio. ¿Para qué? para que mi escritura en este maldito género deje de parecer escrita por un becario con resaca: Y ahora, las condiciones (que siempre hay letra pequeña): Quiero una respuesta bien estructurada, clarita como el agua, con ejemplos literarios que molen y se entiendan, y un enfoque práctico que pueda aplicar mañana mismo a mi proceso de escritura y corrección sin necesidad de un doctorado en Filología Comparada. Por favor, evita la jerga académica que solo entienden cuatro gatos en un congreso aburrido y adopta un tono motivador pero realista. No me vendas humo, véndeme herramientas. Y por dios, entrégamelo en un informe bien estructurado que pueda leer, estudiar, con ejercicios prácticos y con enlaces relevantes, no de tebeos o el insulso blog del listillo de Tarkion. (Fin del Prompt integrado)
Ahí lo tienes, criatura. Copia, pega, personaliza lo que está entre corchetes y lánzale el marrón a tu IA. Lo que te devuelva puede ser desde un informe útil que te arregle el día… hasta una masterclass inesperada con aroma a café recalentado. Puedes ampliarlo, tunearlo, pedirle subgéneros, técnicas, atajos o si hace falta, que te resuma ese taller de escritura de hace veinte años que ahora recuerdas vagamente como un sueño borroso con PowerPoint de fondo. El límite está en tu desparpajo. Haz informes como quien fríe croquetas: en serie, con hambre y sin miedo a quemarte. Porque sí, meter la pata hasta el fondo no solo es inevitable: es tremendamente formativo. Y hasta divertido, si te pillas el punto.
Porque, seamos sinceros, la mejor forma de mandarle un corte de mangas bien sonoro al impostor (sea el tuyo o el que te imaginas que tienen los demás) es seguir aprendiendo como si no hubiera un mañana, seguir probando cosas nuevas aunque te estrelles y, sobre todo, SEGUIR ESCRIBIENDO.
Aunque esa maldita vocecita siga ahí, con su disco rayado de dudas y reproches.
(Que le den bien fuerte a la vocecita. Tú a lo tuyo, a teclear como si te fuera la vida en ello).
Conclusión: Brilla, Maldito Diamante en Bruto (aunque tu cerebro insista en que eres bisutería barata)
A ver, que quede meridianamente claro: el síndrome del impostor, ese inquilino coñazo que okupa nuestra azotea mental, no se "cura". No hay pastilla mágica, ni terapia de choque con gatitos (aunque molaría), ni actualización de software cerebral que lo elimine para siempre. ¡Ojalá!
Pero ¿sabes qué? Tampoco hace falta. Con el síndrome del impostor no se lucha a muerte; se aprende a convivir. Se le vacila un poco (o un mucho). Se le ignora con la misma determinación con la que ignoras las llamadas de números desconocidos a las nueve de la noche. Se le dice «Sí, sí, muy interesante tu opinión catastrofista sobre mi talento inexistente, ahora déjame teclear en paz, gracias». Y, sobre todo, y por encima de todas las cosas: se sigue escribiendo a pesar de él.
¡Usa el atanor, demonios!
Porque cada palabra que fuerzas a salir cuando la duda aprieta, cada historia que decides contar aunque sientas que no tienes derecho, cada borrador que quemas metafóricamente (o literalmente, si el día ha sido muy malo) en el atanor de la edición… es una pequeña y jodida victoria contra ese fantasma pelmazo. Es un puñetazo en su inexistente nariz espectral. Es demostrarle quién manda aquí (aunque sea por los pelos y con las piernas temblando).
Así que, la próxima vez que ese Gremlin mental te asalte en un callejón oscuro de tu proceso creativo, recuerda esto: NO ESTÁS SOLO EN ESTA LOCURA. Ni de coña. Estás en la mejor y más jodidamente extensa compañía del universo: la de (casi) todos los escritores, artistas y creadores del planeta que alguna vez han tenido la osadía de intentar parir algo nuevo. Desde el becario que escribe su primer post hasta el Premio Nobel que sigue pensando que su último libro es una basura. Todos estamos en el mismo barco (un barco que a veces parece hacer aguas, pero que sigue flotando, ¡maldita sea!).
Y eso que escribes, sí, eso que tienes ahora mismo en la cabeza o a medio teclear… aunque no sea perfecto (¿y qué lo es?), aunque no le vaya a gustar a tu cuñado el crítico (¡que le den a tu cuñado!), aunque sientas que es más simple que el mecanismo de un botijo… TIENE VALOR. Tiene tu voz. Tiene tu esfuerzo. Y merece existir.
Ahora sal ahí fuera y escribe.
Sin miedo.
O con un miedo que te cagas, qué más da.
PERO ESCRIBE.
🧠💬¡Tu Turno, Valiente Juntaletras! (El CTA que tu Impostor Odiará)
Vale, ya hemos despotricado, hemos dado trucos, hemos invocado a la alquimia y casi sacrificamos una IA en el proceso. Ahora te toca a ti mover ficha.
Porque hablar está muy bien, pero la verdadera rebelión contra el impostor se hace escribiendo y compartiendo.
Así que baja ahora mismo a la sección de comentarios (sí, AHORA, no lo dejes para "luego", que tu impostor ya está buscando excusas) y cuéntanos:
¿Cuál es la MENTIRA MÁS GORDA y recurrente que te susurra tu síndrome del impostor particular? Esa frase insufrible que siempre te ataca en el peor momento.
Y, sobre todo… ¿Qué LE VAS A CONTESTAR (o qué zasca épico le vas a meter) la próxima vez que aparezca para darte la turra?
¡Desahógate! ¡Comparte tu batalla! ¡Que el Gremlin interior se entere de que no estás solo, que somos legión y que aquí hemos venido a escribir, a crear y a brillar… CON O SIN SU PUÑETERO PERMISO!
🤓 Si te ha picado la curiosidad (o el Gremlin): 6 recursos para seguir rascando
Porque una cosa está clara: si has llegado hasta aquí, no solo escribes… también quieres entender por qué a veces se te encoge el alma con cada tecla. Así que aquí va un botín bien surtido para seguir explorando este temazo. Dale sin miedo, que leer también cuenta como escribir (más o menos).
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El síndrome del impostor en la escritura – Nuria Sierra
Un análisis claro y cercano sobre cómo el síndrome del impostor afecta a quienes escriben, con ejemplos y consejos para superarlo. -
El síndrome del escritor impostor – Editorial Letra Minúscula
Explicación detallada de cómo se manifiesta el síndrome en escritores, sus causas y estrategias para afrontarlo. -
El síndrome del impostor en el escritor – Sinjania
Artículo que explora los pensamientos limitantes y la sensación de fraude que experimentan muchos autores, incluso con experiencia. -
¿Síndrome del impostor o inexperiencia? – Sinjania
Diferencia entre el síndrome del impostor y la simple inexperiencia, y cómo ambos pueden afectar la confianza del escritor. -
El síndrome del impostor – Profit Editorial (PDF)
Ficha informativa basada en el libro de la Dra. Jessamy Hibberd, con claves para comprender y superar el síndrome del impostor. -
¿UN GOLPE DE (MALA) SUERTE? EL FENÓMENO DEL IMPOSTOR (PDF académico)
Artículo académico en español que aborda el fenómeno del impostor, sus causas y consecuencias desde una perspectiva psicológica.

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¡Miguel!
Cada vez me sorprendes más con tus artículos. De verdad que para mí son todo un tutorial. De todos cojo ideas y aprendo.
Además me gusta mucho como transmites esas ideas, siempre con humor, jajaja, me he reído mucho, me has alegrado la trasnochada. Eres único con esa cercanía que muestras al explicar cada detalle.
Conversación con mi gremlin:
-Esa coma no va ahí. Te falta sustancia. Te repites demasiado, mejor bórralo y retirate.
Callate carmele. Ni que fueras un experto. Que Roma no se construyó en un día.
Hora de buscar sinónimos, y corregir la puntuación. Que metáfora podría usar aquí?? Mmm
Jajajaja, un crack Miguel, eres un crack.
Tienes una línea única, no la pierdas.
¡Un abrazo grande!
¡Mari!
Tu gremlin se merece un spin-off con banda sonora propia. Ese diálogo interno que me has soltado es oro puro: tiene drama, sarcasmo, redención estilística y un final de autoedición con aroma a diccionario de sinónimos jajaja
Y no sabes lo que me alegra que te echara unas risas la entrada, sobre todo si ha servido de antídoto para una de esas trasnochadas con el cerebro en modo “pantalla azul”. Si al menos conseguimos que la vocecita se sienta cuestionada y tenga que irse al rincón de pensar, ya estamos ganando terreno.
Y oye… ese “vete al carajo” es poesía de resistencia creativa jeje ¡Así se hace! jaja
Gracias por tu comentario, por tus amables palabras y por esas risas, que son lo mejor de este mundo.
¡Un abrazo de los que sacan chispa! ✨
Buenas Tarkion!!
Que bueno..estas sembrao!! me he echado mis buenas risas (en realidad me he hartado de reir..pero el andaluz suena tan repipi escrito que no se como decirlo. Seguro que me escuchas en tu cabeza)
jajaja Yo no tengo un impostor susurrándome al oído tengo una orquesta de vocecillas hablándome en voz alta todo el día. Cada una con su especialidad: la que duda, la que se parte de risa cuando intento escribir algo decente, la que critica…(esta es la peor..le tengo un coraje…). Vamos que mi cabeza es un circo. Que te voy a decir que no sepas ya?.
Que me dice? jajaja pues debe ser andaluz porque dice muchas palabras que no puedo reproducir aquí. Tampoco se que le contestaría porque normalmente lo(s) dejo hablando solo(s), que se entretenga(n).
En cualquier caso, gracias por ponerle palabras a eso que a veces no sabemos explicar (aunque cuando empiezas a poner palabrejas de esas cibernéticas me hagas recurrir a san Google `pa´ saber de que hablas..)
Uy ahora me ha hablado claro. Me ha dicho que vaya consuelo tan ibérico me ha pasado por la cabeza. Por aquel refrán tan castizo "mal de muchos, consuelo de tontos". Y le he contestado: que le vamos a hacer? si una es española hasta para eso?. Un poco de mala leche consuela igual.
Bueno, yo solo te digo, que si alguna vez escribes desde las Maldivas, te acuerdes de los pobres. Aunque solo sea para mandarnos una postal
Ah..y que ya solo te queda escribir el manual de supervivencia para apagones y otras catástrofes. Dicho esto…
Un abrazo, y una pluma (para tu tintero dorado)
¡Finil, alma del averno creativo!
Lo tuyo no es un síndrome del impostor, es una rave de gremlins con megáfono. ¡Qué arte tienes, jodía! jajaja Te juro que mientras te leía me han empezado a pitar las orejas, como si tu orquesta interna se hubiese colado en estéreo en mi habitación.
Y ese momento de “me lo dice en andaluz pero no sé escribirlo sin que suene repipi” me ha hecho escupir el café (ya frío, por supuesto). Que sepas que he escuchado tu comentario con acento, con palmoteo y con un fondo de comparsa.
Me ha encantado que te hayas reído, que hayas conectado, y que incluso cuando aparece ese refrán a desmoralizar, tú respondas con temple ibérico y mala leche funcional: ¡ese es el espíritu! jajaa
Eso sí, lo del “consuelo tan ibérico” lo voy a patentar. Y cuando publique desde las Maldivas (versión low cost, claro), os mando una postal escrita en hojas de plátano con tinta de pulpo, firmada por mis voces internas reconciliadas.
Gracias por pasar y dejarme unas risas de vuelta jaja
¡Ah! y un abrazo y una cuerda de violín afinada para tu banda interior. 🎻💥
Pd: Manual de supervivencia para apagones y otras catástrofes añadida a la línea de producción jajajaj
Hola Tarkion, tú me haces sacar grandes sonrisas esmuy divertido leer lo que escribes y encontrarte con tantas cosas que muchas veces ni te las cuestionas o lo que es más ni las piensas, hay veces que logras que uno se sienta como un ser de otro mundo o ya perdido irremediablemente en su castillo ezquizofrénico, sin embargo cada palabra saca una sonrisa y eso es lo que vale y hace que uno se asome por ahí a ver con qué se encuentra, dentro de ese mundo que se le abre. Abrazo ultra grande
Themis,
Lo del “castillo esquizofrénico” me ha encantado… me lo he imaginado lleno de torres con antenas literarias, habitaciones con palabras sin terminar y gremlins tomando té con personajes secundarios olvidados.
Y sí, si en medio de ese caos aparece una sonrisa, ya merece la pena seguir tecleando. Gracias por cruzarte por este rincón y por leerlo con esos ojos tuyos que saben ver más allá de la locura decorativa.
Abrazo ultra recibido (y recíproco).
Hola, Miguel, anda, tú también conoces a mi amiga impostora, pensaba que por este rincón de la red no se paseaba… Su frase preferida para decirme es: vaya mierda has escrito, pero así con todas sus letras. Me lo suele repetir cuando termino algo, mi truco para defenderme de ella es leerlo al día siguiente (o los dos días o la semana o el mes); entonces ya después de unos retoques ella dice: bueno, es pasable, pero tampoco para tirar cohetes; para seguir con mi truco de defensa, lo vuelvo a dejar reposar y así hasta que ella dice: tú verás, si quieres publicarlo, tú misma, que luego no diga que te lo advertí… Y en ese momento ya lo lanzo al mundo, como es decisión mía, pues hala, total si el no ya lo tengo por su parte… En el fondo lo dice por mi bien, muy maja ella. Y, al final, hago lo que tú dices: escribir. No queda otra…
Hablando de todo un poco, me ha gustado la barra azul de arriba, la que se pasea contigo según bajas las líneas de tu artículo. Mejoras al blog que están muy bien. Enhorabuena, este sitio se está convirtiendo en una web de lujo. Pronto tendré que entrar con traje de chaqueta y corbata, si me apuras.
Un abrazo. 🙂
Merche,
Esa impostora tuya es de las que se hacen las duras pero se dejan sobornar con un par de retoques y un café con leche recalentado. Y me encanta tu método: postergar hasta que se canse de opinar… y ¡zas! publicar por sorpresa. Como quien cuela una bomba de humo y se va.
Lo de “no queda otra” es brutalmente cierto. Porque si esperamos a que esa señora nos dé su bendición, no escribimos ni la lista de la compra.
Gracias por el apunte sobre la barra azul (me ha hecho ilusión que alguien lo notara). Lo de la corbata es opcional, pero si un día vienes con monóculo… me avisas jaja . Ya ves, pensé en hacer un artículo sobre cómo incorporar la barra de progreso de lectura, con sus códigos en javascript, php y css… pero me iban a leer dos gatos. Si a alguien le interesa ya me preguntará.
Abrazo con traje (pero sin etiqueta).