IMagen de portada de burbuja de unicornios tecnológicos

Unicornios tecnológicos: ¿Estamos ante una burbuja a punto de estallar?

Un día eres el próximo Tesla y al siguiente, un PowerPoint olvidado en la bandeja de entrada de un inversor que ya no responde tus correos. Así de rápido suben y caen los famosos unicornios tecnológicos.

Pero, espera, vamos por partes. Antes de que te emociones pensando en la próxima startup que "va a cambiar el mundo", hablemos de la gran burbuja en la que estamos metidos. ¿Recuerdas la crisis de las puntocom? ¿La burbuja inmobiliaria de 2008? Pues resulta que la historia es un DJ que repite la misma canción una y otra vez.


¿Qué demonios es un unicornio tecnológico?

No, no es un caballo con cuerno que programa en Python. En el mundo de los negocios, un unicornio es una startup que ha alcanzado una valoración de mil millones de dólares sin haber salido a bolsa. Sí, mil millones. Como si la compañía imprimiera billetes en la impresora del CEO.

Antes, que una empresa llegara a esa cifra era como ver un cometa: raro, espectacular, casi mágico. Hoy, hay tantos unicornios que parecen caballos de feria. Pero ¿qué pasa cuando la música se detiene y los inversores dejan de jugar a tirar billetes por la ventana?


El hype es más fuerte que la rentabilidad

Vivimos en la era del hype. Basta con una presentación bonita, promesas grandilocuentes y un buen discurso de "innovación disruptiva" para levantar cientos de millones en rondas de inversión. Y aquí está el problema: muchas de estas startups no generan ganancias reales.

Piensa en WeWork: la empresa de coworking que en su momento valía 47.000 millones de dólares. Sí, $47 MIL MILLONES. ¿Cuál era su modelo de negocio? Alquilar oficinas y revenderlas más caras. Algo que cualquier inmobiliaria de barrio hace desde hace décadas. ¿El resultado? Un fiasco que se desplomó antes de llegar a la bolsa.

O qué tal Theranos, la startup que prometía revolucionar la salud con análisis de sangre rápidos y baratos. Spoiler: todo era un fraude y su fundadora terminó condenada por estafa.

Lo que nos lleva a la pregunta del millón: ¿cuánto falta para que explote la burbuja actual?


 

Señales de que estamos cerca del estallido

Si te fijas bien, hay varios síntomas que indican que el mercado de unicornios podría estar viviendo sus últimos momentos de euforia.

  • Empresas con valoraciones absurdas y cero ganancias

    Si una startup vale más que una multinacional consolidada sin tener ni un cuarto de sus ingresos… sospecha.

  • Despedidos por doquier

    Meta, Amazon, Google, Twitter… en los últimos años han despedido miles de empleados porque los números ya no cuadraban.

  • Inversores cada vez más escépticos

    Después de ver fiascos como WeWork y FTX, los grandes fondos ya no están soltando dinero tan fácilmente.

  • Tasas de interés en subida

    Durante años, los inversores tiraban dinero a cualquier idea rara porque el dinero barato abundaba. Pero ahora, con la inflación y las tasas más altas, financiar startups sin modelo de negocio real ya no parece tan buena idea.


¿Quién sobrevive cuando se acaba la fiesta?

No todo está perdido. Aunque muchas startups pueden caer cuando estalle la burbuja, algunas sí saldrán adelante. ¿Cómo reconocerlas?

  • Tienen un modelo de negocio sólido

    Un negocio que genera ingresos reales, con clientes que pagan por productos o servicios que realmente necesitan. Ejemplo claro: OpenAI, que pasó de ser un proyecto de investigación a una empresa rentable gracias a suscripciones y acuerdos estratégicos con gigantes como Microsoft.

  • No dependen de capital infinito para sobrevivir

    Las empresas que sobreviven no son las que más dinero han recaudado, sino las que saben cómo gastarlo. ¿El truco? Tener una estructura de costos sostenible y la capacidad de generar ingresos sin estar atadas a una constante lluvia de inversiones de capital riesgo. Cuando el grifo del dinero fácil se cierra, solo quedan a flote las que saben nadar por sí solas.

  • Tienen tecnología real, no solo promesas

    Adiós a las startups de "blockchain para todo" y a las ideas que suenan futuristas pero carecen de aplicación práctica. Las empresas que sobreviven tienen una tecnología robusta, probada y, sobre todo, útil. No basta con decir que cambiarán el mundo; tienen que demostrarlo en el día a día.

El resto, bueno… ya sabemos cómo acaba la historia: titulares espectaculares, desplomes en picado y esa incómoda pregunta en los foros de “¿cómo no lo vimos venir?”.


Conclusión: la historia se repite

Si la historia nos ha enseñado algo, es que toda burbuja termina reventando. Puede que aún falten unos años, pero cuando ocurra, veremos a muchos de estos unicornios desaparecer más rápido que una criptomoneda tras un tuit de Elon Musk.

La gran pregunta no es si va a explotar, sino cuándo. Y cuando pase, más de uno va a despertarse con una resaca de miles de millones perdidos.

Así que, si te ofrecen invertir en la "próxima gran revolución tecnológica", revisa bien los números. No sea que termines comprando un unicornio… de papel.

Por si crees que a alguien más le gustaría.

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